Proyecto:
Vivo en un cuarto piso, en un lugar cerca del bosque en el que aún se pueden oír, pese al ruido de una construcción cercana, los cantos de los pájaros. Desde la ventana de mi taller, puedo ver instantes de la vida de mis vecinos: una mujer sentada en un computador, inmóvil, suspendida; un hombre tiende su cama justo cuando tiendo la mía; otro, en las noches, golpea un saco de boxeo; un niño ve televisión, alguien hace ejercicio en su balcón, un anciano elegante, con una pequeña bolsa en su mano, entra a su casa silenciosa. Esta era la vida en aislamiento, una rutina en la que parecía no haber espacio para interrupciones.
11 de julio de 2020, 3:57 pm, un grupo de cuatro personas comienzan a tocar música vallenata, los vecinos se asoman por las ventanas y balcones para ver de donde provienen esos sonidos, algunos aplauden; otros bailan y arrojan bolsas con dinero a la agrupación, ¿quién iba pensar que nuestras casas se convertirían en parte de un escenario callejero, en donde se puede escuchar un concierto en piyama?
17 de julio, 3:30 pm, presenciamos un nuevo evento, esta vez era música pop acompañada de solos de saxofón, cuando parecía que habían terminado, decidieron cumplir algunas peticiones del público, los aplaudían en toda la cuadra.
25 de julio 1:33 pm, llegó una papayera, en medio de una coreografía, los músicos cantaban “esta fiesta si esta buena”, se hacían escuchar aunque no tenían micrófonos o parlantes.
28 de julio 3:30 pm, el último concierto del mes, esta vez fueron mariachis, una mujer cantaba y agradecía por la ayuda económica, recogía en una bolsita de tela los aportes que les lanzaban desde los balcones.
He decidido crear una línea del tiempo por medio de carteles que promocionan estos conciertos, cada cartel contiene la información del evento fecha, hora, lugar, nombre de la agrupación y una frase de los músicos; están pegados en los postes y las paredes de “la esquina” de mi casa que ahora es un escenario. Recuerdo que uno de los cantantes decía: “Tenemos que cumplir con el deber de llevar la musiquita”. Los carteles son un pequeño homenaje, anuncian un evento del pasado, se convierten en un recordatorio de que nuestras vidas han sido interrumpidas por lo inesperado y que existen personas que, como los pájaros, cantan para afrontar la adversidad.
Fragmento del informe del artista